De pequeño, cuando un niño no quiere comer sus alimentos por considerarlos no placenteros y expresa un sentimiento de sufrimiento provocado por sus propios padres que le privan del placer, los padres acostumbran utilizar el argumento «¿sabes cuántos niños que no tienen nada que comer darían lo que fuera por ese plato que tu rechazas?», la frase anterior pretende hacer evidentes «a los ojos» del niño que comparado con otros individuos su situación es privilegiada.
Este método de motivación, es adoptado por el niño y perfeccionado a lo largo de su desarrollo, la Persona termina desarrollando argumentos como «no estoy tan gordo como tal persona», «mi notas no son tan malas como las de tal persona», «en mi trabajo gano mas que tal o cual individuo que debería estar igual ó mejor que Yo».
En la adolescencia levemente anterior al paso a la adultez, el cuerpo y la mente de la persona se llenan brutalmente de energía, pasiones y deseos de éxito. No se conocen aun los limites y por ello se auto prometen grandes logros, es en este momento en que los argumentos paternos ya mencionados terminan de tener utilidad, la juventud y la falta de experiencias hacen al sujeto engreído y no aceptara mas compararse con los peores sino con los mejores, aunque esto le quite el alivio y aumente su ansiedad-displacer.
Finalmente, la Persona se convierte en un eterno mediocre, siempre inferior a los mejores, terminara viendo a todos como mediocres y siguiendo una zanahoria atada a su cabeza. Desafortunadamente esta es una nueva y evolucionada forma de auto motivación, la nueva motivación que el niño practica de adulto y que está impulsada seguramente por su Súper-yo.
Deja un comentario